27. feb., 2019

La presencia. Acompañamiento

 

Presencia, intención, resonancia, escucha y pausa. Todo esto nos puede servir como guía para poder acompañar un proceso traumático tanto en nuestra propia persona, como en los demás. En Craneosacral Biodinámica utilizamos estos recursos para poder llevar a la persona necesitada, a un estado de calma desde donde seguramente le será más sencillo organizar sus ideas, emociones, organismo…

PRESENCIA

 La presencia del facilitador consiste en buscar un estado meditativo pero sin aislarse de la situación en la que está, es decir sin disociarse del otro, es más todo lo contrario. El facilitador entrenado está presente en el cuerpo y ser del otro, observando sus propios pensamientos y dejándolos ir, para poder prestar la máxima  atención posible al que llamaremos paciente o persona solicitante de nuestro apoyo. Está presente a las sensaciones que percibe del paciente ya sean del tipo de que sean; puede percibir emociones, tirones fasciales, distorsión en la colocación de un hueso queriendo recolocarse sin conseguirlo, historias antiguas… todo un mapa que si el facilitador consigue estar atento le puede marcar la mejor ruta para poder acompañar al paciente de la mejor de las formas, de la marcada por su cuerpo.

 

INTENCIÓN

El facilitador antes de trabajar con el paciente, se prepara, alcanzando un estado meditativo como explicábamos antes y además con una intención.

Hay una intención en seguir el mapa que te muestra el cuerpo, una intención de colaboración, de apoyo, de soporte, de un “estoy aquí”, puedes confiar, por supuesto desde el corazón. El cuerpo del paciente escucha esta intención y entonces si siente sinceridad, entonces despliega el mapa para que podamos leerlo. Desde la Terapia craneosacral hay una intención de respeto hacia el cuerpo, de no invasión, de no sentirme mayor que la sabiduría corporal, de ser un apoyo para que el cuerpo pueda utilizarlo para poder resolver de la forma que él considere que es mejor en ese momento con las condiciones actuales.

Para mí, la intención es algo que es creado por la mente y la mente para mí es energía. La mente funciona  a través de reacciones químicas y eléctricas. Esto para mí entender, desprende ondas energéticas hacia el exterior al igual que el corazón y esto afecta directamente y no puede ser de otra forma más que positivamente en el paciente, que recibirá lo que solo del corazón puede salir que es compasión y amor y desde la mente la intención de ayuda, de apoyo, de estoy aquí para ti. Con todo esto el cuerpo del paciente reacciona, se afloja, confía, te cuenta.

 

RESONANCIA

El facilitador se prepara para trabajar centrándose en sus ejes, central, su columna, sus dimensiones, delante, detrás, arriba, abajo… haciendo esto, hacemos que ese estado que conseguimos en nosotros, resuene en el paciente y de algún modo también estemos colaborando a que se centre su cuerpo también. Al centrarnos en la columna, nos estamos centrando en algo que desde la craneosacral biodinámica y en muchas culturas es muy poderoso. Desde nuestro entender ahí sumergido y balanceando al líquido cefalorraquídeo reside la salud inherente del cuerpo, el aliento de la vida, la potencia, la fuerza que empuja los tejidos hacia un estado de equilibrio, así que la resonancia también está colaborando con el paciente desde antes de empezar con el contacto con su cuerpo, ya que todo esto también existe en él y es como recordarle, “mira ¿recuerdas los potentes recursos que tiene tu cuerpo?” y de esta forma se pone en marcha su sistema de autorregulación, siendo potenciado por la resonancia de nuestra preparación.

 

Sabemos que la resonancia, como hablamos en el tema dedicado a ella, puede hacer surgir experiencias que el terapeuta ha resuelto y resuenen en el paciente porque las tiene pendientes de resolver, esto nos hace deducir que cuanto más se revise el facilitador, más profundice en su desarrollo personal más historias podremos acompañar. Es como que el  cuerpo del paciente sabe que herramientas puede utilizar de ti, facilitador, para sanar algo que falta resolver en él.

También podría ocurrir que acompañando a un paciente alguna historia de él resonara en nosotros la tenga resuelta o no, nuestro trabajo ahí como facilitadores es darnos cuenta, utilizando la presencia, y dejarnos ese tema para trabajárnoslo en otro momento y si nos vemos desbordados, guiar la sesión en otra dirección o permitirnos el finalizarla ahí.

ESCUCHA Y PAUSA

Durante una  sesión el facilitador gracias a los recursos anteriormente nombrados, puede estar en un  estado de escucha hacia el paciente y hacia a él mismo, para observar donde está en cada momento si está aquí o en otro lugar y ese caso volver de nuevo. Es interesante, si se siente conveniente en ese momento, invitar al paciente a que también se escuche; sus sensaciones, sus pensamientos, su cuerpo…es fácil que en el silencio el paciente se disperse y se deje arrastrar por pensamientos, por esto el facilitador entrenado le ayuda a volver al presente  a través del cuerpo, preguntando un “como sientes el cuerpo”, “hay algo que te ocupe la mente con suma importancia”… Si es así podemos aprovechar si el paciente está preparado para trabajar con ello, para esto utilizamos la pausa, recurso que el paciente puede utilizar también siempre que se sienta abrumado por cualquier tema del tipo que sea que le haga sentirse abrumado. En esta pausa podemos profundizar y en el caso de ser un tema emocional, poder trabajar sobre la raíz del problema, utilizando técnicas verbales. En caso de que el facilitador escuche un tirón fascial, una llamada de alguna parte del cuerpo o un movimiento incoherente del movimiento craneosacral, podemos acompañar el movimiento y al final de este sugerir una pausa. Con esto los recursos del cuerpo que están reteniendo las tensiones se potenciarán y pará lugar a una nueva reorganización o en el mejor de los casos a la liberación de la tensión.

La propia sesión se puede considerar una pausa para el paciente donde poder escucharse, parar, respirar, descansar y desde ahí poder definir una nueva ruta más saludable.

 

Yolanda Cortell Calvo. Acompañamiento terapeutico con Biodinámica Craneosacral y distintas terapias naturales.